"Dänava" es el nombre de una novela de fantasía que comencé a escribir en Noviembre de 2012, pero que abandoné en el capítulo 3 por falta de tiempo (en aquel momento no tenía suficiente tiempo libre) y porque además tenía un "nosequé" que no me convencía. Hoy, os traeré el prólogo de la obra para saber qué os parece. Si la opinión es buena, pondré los capítulos que tengo escritos y, quién sabe, quizá me anime a terminarla. Intentaré animar el texto con alguna imagen que encuentre en internet, si alguien es dueño de esas imágenes y no quiere que las use, ponte en contacto conmigo y las retiraré de inmediato.
Edorash posó su mano derecha sobre su
próxima victima, parando solo un instante para saborear los gritos
de piedad de su enemigo. Una malvada sonrisa se dibujó en su rostro
en el momento en que sus ojos, entrecerrados, emitieron un profundo
brillo tan rojo como el más perfecto de los rubíes y la cabeza de
su adversario explotó en mil pedazos, cubriéndolo de sangre negra.
El cuerpo se desplomó al instante.
Miró a su alrededor. La guerra, el
caos y la destrucción se habían apoderado de aquel lugar, aunque no
es que fuera un paraiso antes de aquello. Sus habitantes no tenían
un cielo azul y brillante como los humanos, sino una negruzca piedra
gigante. Los edificios eran seres vivos que se habían transformado
en una masa de carne gigante adaptada a las necesidades de quienes
vivían en ellos, por lo que sufrían y sangraban como uno más en el
lugar donde vivían, el Infierno.
Había fuego por todas partes, corrían
ríos de lava allá donde miraras. Uno de esos edificios vivientes,
dispuesto como una fortaleza, estaba siendo asaltada por miles de
seres que luchaban entre ellos. Estas criaturas se hacían llamar
Dänava y eran criaturas humanoides, bastante altas y fuertes, de
piel corinta, pelo duro como roca volcánica, unos intimidantes
colmillos y unos ojos profundos cuyo brillo de diferentes colores era
su rasgo más característico: negros, morados y rojos.
Edorash sacó su espada corta y comenzó
a andar tranquilamente hacia la fortaleza que estaba siendo
conquistada. A su paso había un reguero de cadáveres mutilados,
cabezas cercenadas, brazos y piernas amputadas, cuerpos cortados por
la mitad y algunos incluso devorados. <<Esto debe ser obra de
Grork...>>, pensó al ver los cadáveres mordisqueados. Siguió
adelante, acercándose cada vez más al lugar del asedio.
Esta imagen inspiró a Edorash. Como toda inspiración, luego fue creado diferente |
Mientras caminaba, varias criaturas
intentaron detenerle en vano. Avanzaba sin problemas entre las filas
enemigas, ocupandose de manera rápida y efectiva de sus atacantes,
que sufrian la misma suerte que sus compañeros segundos antes. Al
llegar a su destino, varios guardias bien armados le salieron al
paso. Se detuvo y empezó a contarlos, pero antes de terminar, unos
gritos toscos y agresivos le
hicieron perder la concentración:
- ¡No desperdicies tu tiempo con estos
putos inútiles! ¡Yo me encargo de ellos, Edorash!
- Oye Hark, ¿cuántas veces tengo que
decirte que no hables de esa forma tan vulgar?
A diferencia de Hark, Edorash hablaba
con un tono calmado y educado, y su uso de un lenguaje mucho más
refinado eran carcterísticos de un erudito. No usaba palabras
malsonantes ni gritaba, y le exasperaba que la gente a su alrededor
lo hiciese.
- ¡Es que no puedo evitarlo! ¡Estoy
excitado por esta maldita batalla!
- Si no es por la batalla, es por el
desayuno... Encárgate de ellos rápido, no quiero perder el tiempo,
su rey está esperando a ser asesinado por mi hoja.
- ¡Claro Edorash, cuenta conmigo! ¡No
dejaré ni rastro de estos hijos de puta!
- Por favor... - Edorash se llevó la
mano a la cara para masajearse el puente de la nariz entre sus dedos
y suspiró pacientemente – No hables de esa manera... Y llámame
jefe, te lo he repetido mil veces.
Hark era más alto y, sobre todo, mucho
más corpulento que cualquier otro de los allí presentes. Era una
mole capaz de arrasar con todo lo que tocara. Cogió del suelo un
vitore, al menos dos veces mas grande que él, que acababa de ser
lanzado por una balista de asedio.
Sin contestar a su líder, corrió
hacia el grupo de guardias que les frenaba el paso y con el primer
golpe que asestó, dos de ellos salieron volando y chocaron contra
las pareces de su fortaleza, perdiendo la consciencia. Los once
restantes se abalanzaron hacia el agresor. En ese momento, los ojos
de Hark empezaron a brillar en matices morados. Ninguno de los
ataques le alcanzaba, sus armas rebotaban como si una capa de fuerza
invisible los repeliera a pocos centimetros de su piel.
- Miradle los ojos, ¡Estan morados! -
gritó uno de los soldados, asustado.
- No podemos echarnos atrás ahora,
tenemos que proteger a nuestro rey y su bebé.
- ¡Idiota! Se suponía que eso era un
secreto.
Hark ignoró lo que decían y continuó
con su carnicería. Levantó el enorme virote por encima de su cabeza
y lo dejo caer a toda velocidad en vertical hacia su objetivo, que
apenas tuvo tiempo de ver el ataque. El golpe fue tan potente que le
hundio la cabeza, y le rompio la columna, dejando su cuerpo deformado
y medio aplastado en el suelo. Ya sólo quedaban diez. Ensartó al
siguiente por el estómago con la punta del virote, y lo lanzo hacia
sus compañeros, como si fuese una pelota, arrollando a dos más por
el camino. Los siete restantes pararon para mirar boquiabiertos la
trayectoria de sus compañeros y por unos segundos no pudieron
apartar sus negras miradas de los cuerpos que yacian debajo del
hombre ensartado, aplastados debido a la fuerza del lanzamiento.
- ¡Mirad aquí, malditos necios! -
gruñó Hark mientras se acercaba - ¡No me ignoréis!
Enfurecido, pateó a otro guardia a la
altura del cuello, partiéndoselo y matándolo al instante. Cogió la
lanza que usaba su victima más reciente y, con un fuerte
lanzamiento, se la clavó en el corazón a uno más de los impotentes
defensores, atravesandole de lado a lado. Sólo quedaban cinco.
Éstos, asustados, empezaron a retroceder lentamente, pero pronto
chocaron contra la puerta de entrada al patio interior de la
fortaleza. Era una puerta metálica, adornada con extraños e
intrincados símbolos y coronada con motivos de afiladas puntas de
lanza.
Hark: bruto, explícito y directo al grano. Imagen que lo inspiró en parte |
Hark sonrió al ver que no tenían a
donde huir y, sin dejarlos escapar, fue levantandolos uno por uno
para clavarlos en la parte superior de la puerta, pensando que
quedarian muy bien como trofeo, al mismo tiempo que servirian de
advertencia para todo aquel que pensara si quiera en acercarse.
Sólo uno de ellos consiguió salir
corriendo de la crueldad sin límite de Hark, gracias a que estaba
entretenido redecorando la puerta, pero se encontró directamente con
Edorash. Éste chasqueó varias veces la lengua mientras negaba con
la cabeza. Se acercó a él e hizo explotar la cabeza del guardia con
sólo poner su mano sobre ella.
- Estás perdiendo facultades, se te ha
escapado uno. Vuelve a cometer un error como ese y esparciré tus
sesos por la cocina de Grork.
- ¡No jefe! ¡Todo menos eso!
En ese momento, como de la nada
apareció un pequeño Dänava corriendo a cuatro patas rápida y
ágilmente. Sus dientes se veían más grandes que los del resto,
sobre todo en comparación con el tamaño del que los portaba. En pie
no le llegaba a Edorash más allá de la cintura, y jamás quiso
medirse con Hark. Tenía los ojos especialmente saltones, nerviosos,
con un constante destello morado y malicioso, como si no dejara de
escudriñarlo absolutamente todo, sin descanso.
- ¿Qué has dicho de mí, jefe?
¿Pu-puedo comerme a Hark? ¿De verdad? ¿En serio? ¿Puedo? ¿Sí?
- su voz era estridente, taladraba el cerebro de cualquiera en menos
de cinco minutos.
- ¡No me jodas así, jodido enano!
¡Eres jodidamente insoportable!
- Jajaja, ¿sólo sabes decir eso? ¿No
sabes de-decir más? ¿Hark? ¿Entonces puedo co-comerte por tu
ignorancia? ¿Hark? ¿Puedo? ¿Hark?
- Silencio. Los dos. Ahora - ambos
dejaron de discutir al instante y volvieron su mirada hacía Edorash
–. No se por qué os elegí a vosotros como mis lugartenientes,
sois burdos y exaltados.
Hark y Grork bajaron la vista. Ambos se
sentían arrepentidos porque su compartamiento siempre hacia enfadar
a su jefe, pero no podían evitar ser así, no tenían remedio.
Edorash siguió hablando.
- ¿Has encontrado algún poder que
merezca la pena, Grork?
- No, jefe. No. Nada. Cero. He co-comido
a muchos, pero ninguno valía la pena, todos eran ojos ne-negros.
- Esta bien, pronto podrás engullir al
rey y absorber su poder. Ya conoces el trato, quiero el poder que te
dije, y a cambio puedes quedarte con los demás.
- Claro, jefe, sin pro-problema. No pasa
nada. Lo tendrás. Te-te lo prometo.
Este pequeñín inspiró a Grork en apariencia. La personalidad dista mucho, la verdad |
Una mirada inquisitiva de Edorash
consiguió que se callara. Los tres entraron en la fortaleza. No
había nadie para proteger el castillo por dentro ya que el combate
fuera requeria de todas las fuerzas de las que disponian. Cruzaron un
gran recibidor flanqueado por infinidad de puertas, cada una de las
cuales llevaba a una sala diferente: La cocina, el salón, el
taller, la biblioteca... Todo excepto las habitaciones privadas
estaba en esa planta. Un poco desviado del centro había una escalera
que llevaba al segundo piso, pero eso no les importaba ahora a los
Dänava. Ellos se dirigían al fondo del recibidor, donde una gran
puerta ribeteada con grabados de un rojo intenso guardaba el salón
del trono tras de sí.
- Al parecer los reyes tienen un bebé
¿Sabéis lo que eso significa?
- ¡No tengo ni puta idea! ¡Supongo que
nos cargamos a esa rata también!
- ¿Me la puedo comer? ¿Tendrá
poderes?
- Veo que lo habéis captado. No quiero
conformarme con el poder del rey del infierno... ¡Quiero su trono!
Y para ello, esta fortaleza debe aceptarme. Si no matamos a ese
bebé, la fortaleza no aceptará otro amo que no comparta la sangre
del linaje actual. Tenemos que acabar con toda la familia real, así
que haced lo que os plazca para conseguirlo, pero no falléis.
Dicho eso, Edorash abrió la puerta y
saludó a todos dibujando una agradable sonrisa en su rostro. En
menos de dos segundos los dos mejores hombres del rey se abalanzaron
sobre él. Hark y Grork los frenaron e iniciaron una batalla que
termino en un instante, con ambos guardias desplomados sin vida a los
flancos de la puerta.
- ¡Vaya! ¿Y ahora qué más va a
hacer, majestad? ¿No puede defender su reino? Qué lástima, parece
que el veneno que preparamos está haciendo bien su trabajo.
El rey apenas podía levantarse de su
trono. Sin embargo, solo era necesario un vistazo para apreciar su
poder. Incluso debilitado su porte era formidable, su aura desprendia
un poder capaz de hacer retroceder a una legion y sus ojos
centelleaban más fuerte que los de ningún otro. Eran intensamente
rojos como los de Edorash, el color de los Dänava más fuertes. Pero
había algo en el interior del rey que no le permitía invocar su
poder, por más que lo intentara.
- Grork, cómetelo y absorbe hasta la
última gota de fuerza que puedas.
De repente, el llanto de un bebé hizo
que todos se detuviesen. Dirigieron su mirada al lugar de donde
provenian los sollozos y se acercaron lentamente. La pequeña
criatura abrió los ojos y una luz cegadora inundó la habitación.
Todos sintieron como una fuerza desconocida les recorria las
entrañas, naciendo en lo más profundo de su ser y recorriendo todo
su cuerpo hasta los poros de su piel. Se escucharon tres estallidos y
un fortísimo grito. El bebé cerró los ojos y se durmió.
Cuando recuperaron la visión,
observaron que los dos guardias muertos habían explotado
completamente. No quedaba nada de ellos, salvo una oscura mancha de
sangre que impregnaba toda la sala. El tercer estallido provino del brazo izquierdo del rey. Sangraba muchísimo, pero no
era momento de preocuparse de eso, su hora estaba cerca. Se esforzó
para ponerse en pie una última vez, si iba a morir, se negaba a
hacerlo sentado y sin presentar, al menos, un intento de batalla.
- No me extraña que matara a mi mujer
en el parto...
- Cuánto poder... - Edorash miraba
hacia ese pequeño bulto con incredulidad – Grork, cambio de
planes, cómete al bebé.
- No si yo puedo evitarlo – el rey
comenzó a levantar el brazo derecho –. Usaré mi último aliento
para poner a salvo mi descendencia. ¡El Infierno jamás será tuyo,
Edorash!
Añadí la descripción del arma al ver esta imagen y pensar "Oh, mi rey" |
Al rey comenzaron a brillarle los ojos
y una barrera apareció protegiendo la cuna mientras, a su
alrededor, se formaba un remolino de fuego. Las llamas eran tan
densas que no permitían ver lo que pasaba en el interior. Al mismo tiempo, una estrecha columna de fuego apareció justo en su mano y se condensó rápidamente, tomando forma de un amenazante tridente.
- ¡Matadlo! - Edorash dió la orden a
la vez que él mismo corría hacia el rey.
Casi a la par, la pierna del rey fue
fracturada por el virote de Hark y su garganta atravesada por la
espada de Edorash. Éste sacó su espada del cuello y dejó caer a su
moribunda presa. Grork se acercó lentamente, relamiéndose,
dispuesto a disfrutar de un plato de una calidad real.
Cuando las llamas que había alrededor
de la cuna se desvanecieron, no había ningún bebé. Había sido
teleportado a algún otro lugar y nadie, a excepción del difunto
rey, sabía donde se encontraba en estos momentos.
De esta guerra civil en el Infierno
hace ya 21 años, y todavía nadie conoce el paradero de la
descendencia de la familia real.
Espero que os haya gustado.
¡¡Un saludo!!
2 comentarios:
Me gustan los personajes, y la historia promete, pero creo que una revisión a fondo no le vendría mal tampoco. ;)
@Gilebit: Coincido en que le hacen falta revisiones, pero ten en cuenta que ha sido lo primero que escribí, La Chica con Suerte le retocó un poco el estilo y así lo dejé.
Es un proyecto que comencé, pero que al llegar al tercer capítulo... No me convencía. Seguiré colgandolo hasta donde hay escrito, por no dejar que caiga en saco roto los buenos ratos que pasé escribiendo ^^
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